Las lagrimas de tu alma


Estábamos juntos, solos bajo el cielo estrellado más bello; cual obra de arte pintada en noches de desvelo, el cielo totalmente despejado parecía abrir su mente para compartir sus secretos solo contigo, un intento desesperado de fusionarse con la hermosura de tu alma.
La luna cantaba un nombre y despedía su luz inmortal sobre tu semblante reposado en mi pecho, con cada letra su deseo buscaba tus oídos para poder susurrarte palabras de amor. Las nubes decidieron descansar bajo la aurora de tu belleza, decidieron dejarte el cielo despejado para que los astros aprecien lo que en sus historias jamás podrán volver a contar.
De pronto, en un instante sin tiempo ni lugar, como si pasara para toda la vida y al mismo tiempo nunca sucediera, dos lágrimas cayeron por tu mejilla formando arroyos de acuarelada paz; dichas gotas brillan como las estrellas y ayudadas por éstas recorren todo tu cuerpo hasta llegar al mío y perderse. Luego, después de admirar la eternidad del cielo, quedas en un estado de infinito letargo que culmina con el cierre de tus ojos y el descanso de tu espíritu.

Han pasado los años, esos años que maldicen y destruyen los acontecimientos mas hermosos, jamás vi de nuevo un cielo tan hermoso como aquel, tan esmerado a la perfección.
Estoy seguro de que han existido crepúsculos donde la luna a brillado tanto como la recuerdo y hasta más, donde las nubes cedieron su lugar ante los astros y las estrellas pedían a gritos reflejarse en ojos tan bellos como los tuyos; estoy seguro que han existido más de esas noches hermosas… pero no serán nunca las mismas, faltarán para siempre esos arroyos que se funden con las nebulosas del destino y estallan a favor del sentimiento de aquellas lagrimas tan puras, tan bellas, tan tuyas.
Quisiera tenerte atrapada en esa noche, como en una obra de arte que colgaría en la pared de mis memorias, con un marco de oro tallado en mis pensamientos y barnizada con la esencia de mis sentimientos tentando a la maldita mortalidad de nuestros actos.

Jamás olvidare esas lágrimas que recorrieron sinuosos la hermosura de tu semblante, jamás olvidare el reflejo de las estrellas en la profundidad de tus ojos,
jamás olvidare esas gotas que nunca tuvieron lugar en tu cuerpo y se transformaron en perlas cristalinas, en estrellas desvalidas, en lamentos que recordare hoy y siempre como las lágrimas de tu alma.

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